El Fuentealba y el Bouchard se reúnen en el Beagle para conmemorar cuatro décadas de paz y cooperación entre Chile y Argentina.

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Representantes de los ministerios de Relaciones Exteriores y de Defensa de Chile y Argentina se reunieron en el Canal Beagle a bordo de los patrulleros oceánicos OPV-83 Marinero Fuentealba y ARA Bouchard (P-51) para conmemorar el 40 aniversario del Tratado de Paz y Amistad (TPA) que ambos países firmaron en el Vaticano.

Este acuerdo permitió resolver de manera pacífica las discrepancias sobre la soberanía de diversas islas, islotes y áreas marítimas adyacentes en una zona estratégica ubicada entre los océanos Atlántico y Pacífico, constituyendo un hito en la relación bilateral y en la diplomacia internacional, siendo un modelo de diálogo y resolución pacífica de conflictos.

Según el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, las delegaciones se reunieron en un punto equidistante del canal, entre Puerto Williams y Ushuaia, con los barcos posicionados paralelamente. Allí se entonaron los himnos nacionales y se brindaron honores, acompañados de un saludo entre los representantes de ambos países.

El embajador de Chile en Argentina, José Antonio Viera-Gallo, afirmó que «el TPA es un compromiso que debe mantenerse y un proyecto para avanzar en la confluencia estratégica de nuestros países. Las relaciones positivas que se han cultivado en diversos ámbitos son factores de estabilidad y progreso para nuestras naciones y la región».

«Que este aniversario sirva para honrar los compromisos asumidos más allá de las circunstancias políticas. Juntos podemos enfrentar de mejor manera los desafíos actuales y futuros», añadió el embajador, quien encabezó la delegación chilena.

Orígenes del conflicto

Tras una década sin avances en la resolución del litigio sobre la delimitación de la boca oriental del canal Beagle y la soberanía de las islas Nueva, Picton y Lennox, así como de las aguas adyacentes, Chile invocó el 11 de diciembre de 1967 el arbitraje de la corona británica, de acuerdo con lo dispuesto en los Pactos de Mayo de 1902, que contemplaban este mecanismo de solución.

A pesar de la reticencia inicial de Argentina, ambos países firmaron el 22 de julio de 1971 un compromiso arbitral que dejó la cuestión en manos del Reino Unido. Se constituyó un tribunal arbitral con cinco jueces de la Corte Internacional de Justicia, elegidos por ambas naciones, con el mandato de redactar una Decisión que definiera el límite definitivo, resolviendo cada punto en disputa y fundamentando su resolución. Como árbitro, el Reino Unido tenía la potestad de aprobar o rechazar la Decisión, que se consideraría sentencia si era aceptada. Las sesiones del tribunal se llevaron a cabo en Ginebra, Suiza.

Una vez culminada la etapa de alegatos orales en octubre de 1976, el tribunal empezó sus deliberaciones y el 18 de febrero de 1977 entregó el resultado al gobierno británico. El Laudo Arbitral fue notificado a Argentina y Chile el 2 de mayo de 1977, estableciendo el límite marítimo en la mitad del canal y garantizando la libre navegación hacia los puertos de la región para ambas partes.

Conforme a la sentencia, todas las islas, islotes, arrecifes, bancos y bajíos al norte del límite pertenecen a Argentina, que mantiene bajo su soberanía la isla Gabble y los islotes Beccases, mientras que los situados al sur son de Chile, que así obtiene el control de las islas Picton, Nueva y Lennox, junto a sus islotes adyacentes, incluido el Snipe. El fallo era inapelable y su aplicación quedaba a cargo del «Honor» de ambas naciones.

El 25 de enero de 1978, Argentina declaró nulo el fallo argumentando que el Laudo Arbitral «no cumple con las condiciones de validez requeridas por el Derecho de Gentes». Al día siguiente, Chile rechazó esta postura y solicitó a la Corte Arbitral resolver la situación, a lo que el tribunal respondió el 8 de marzo de 1978 considerando el Laudo válido y la petición de nulidad de Argentina como «inadmisible». La Junta Militar de Argentina continuó desconociendo el fallo y comenzó preparativos bélicos a gran escala para apoderarse de las islas otorgadas a Chile, incluso llegando a amenazar con invadir su territorio continental, confiando en su superioridad militar.

Resolución del conflicto

A medida que las negociaciones diplomáticas fracasaban y la presión militar argentina aumentaba, Chile inició el despliegue de su Ejército y Carabineros en la extensa frontera terrestre común. Desde 1977, el Cuerpo de Infantería de Marina (CIM) de la Armada de Chile fue encargado de proteger las islas Picton, Nueva y Lennox, así como Navarino, Wollaston y Hornos, estableciendo Puestos de Vigías y Señales (PVS) en el área circundante.

La Escuadra Nacional, fuerza principal de la Armada de Chile, fue colocada en máxima alerta de combate el 20 de diciembre de 1978 ante la inminencia de un ataque en la zona en disputa. Argentina había planeado una acción militar denominada Operativo Soberanía para invadir las islas el 22 de diciembre.

Ambas marinas estuvieron a punto de enfrentarse esa madrugada, pero afortunadamente no se materializó, ya que la Junta Militar Argentina aceptó, pocas horas antes del inicio del Operativo Soberanía, la mediación del papa Juan Pablo II. La Flota de Mar Argentina (Flomar), en formación de ataque en el cabo de Hornos bajo un fuerte temporal, regresó a la isla de los Estados tras recibir la orden de suspender la invasión.

Los cancilleres de Argentina y Chile se reunieron en Uruguay y firmaron el 8 de enero de 1979 el Acta de Montevideo, mediante la cual solicitaron a la Santa Sede actuar como mediador en la búsqueda de una solución al conflicto del Beagle y se comprometieron a no usar la fuerza y a devolver la situación militar a la que existía a comienzos de 1977, absteniéndose de adoptar acciones que pudieran alterar la paz en la zona.

Tras cinco años de negociaciones, el 29 de noviembre de 1984, ambos países firmaron en la Ciudad del Vaticano el Tratado de Paz y Amistad, que establece, en términos similares al Laudo Arbitral de 1977, que las islas del norte del canal Beagle pertenecen a Argentina y las del sur a Chile, reconociendo a este último, de manera implícita, la soberanía sobre las islas situadas al sur y sudeste hasta el Cabo de Hornos. Argentina, a su vez, se beneficia al obtener la mayor parte del territorio marítimo en disputa hacia el Atlántico.

Con Información de www.infodefensa.com

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