El repetido mantra del momento de Europa parece que se concretará, no por decisión voluntaria, sino porque los sucesos, gestados durante más de una década, se hacen evidentes bajo la presión proveniente del Este (Rusia y Ucrania) y del Oeste (Estados Unidos). La primera invasión rusa a Ucrania en 2014 activó los mecanismos para aumentar la inversión en la OTAN, que debía alcanzar el 2 por ciento del PIB en una década. Ni la invasión masiva rusa de 2022 ni un acuerdo en Europa fueron los catalizadores, sino la política del presidente Trump, que facilitó el compromiso de la UE de aumentar su inversión en Defensa, un movimiento que va de la mano con la apuesta por su industria nacional. Recientemente se presentó el Libro Blanco sobre el Futuro de la Defensa Europea, un documento que forma parte de una moderna trilogía, junto con la Brújula Estratégica y la Declaración de Versalles de 2022, constituyendo un pack fundacional para la Europa de la Defensa.